jueves, 17 de febrero de 2011

ARTÍCULO N° 6

LA EDUCACION A DISTANCIA EN LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO


ALUMNA: María Rosa Gómez Pacheco.
AULA: 504 – Docencia Universitaria.

No se puede negar que los alimentos siguen siendo producidos en el campo gracias a la agricultura; que otros bienes esenciales siguen siendo producidos por las industrias, etc., pero lo importante aquí y creemos que es el denominador común del que no podemos escapar es que en nuestras sociedades actuales el conocimiento y no sólo la información, es determinante como diferenciador potencial de la capacidad de una sociedad.

Ahora bien, se esté o no en la "sociedad del conocimiento", lo que no podemos negar es que las universidades tienen una responsabilidad ante nuestras sociedades, pues de su viabilidad e independencia va a depender el acceso y la creación de nuevo conocimiento. Es decir, las universidades dependen tanto de la capacidad de circulación y aprovechamiento de su propio conocimiento, como del éxito que puedan tener los productos de este conocimiento.
Esto no quiere decir que empezaremos a comer libros, en lugar de maíz. Sin embargo, las sociedades agrícolas que tendrán mayores ventajas van a ser las que generen y adopten mayor conocimiento. Por ejemplo, cómo realizar la producción agrícola, cómo protegerla de las plagas, cómo volverla más económica y eficiente o cómo entregarla al consumidor final a cambio de dinero para seguir creciendo.

Entonces podemos decir que los retos planteados, en el siglo XXI, debido a la revolución industrial y tecnológica, a la globalización de la economía y sus consecuencias,  a los rápidos avances del conocimiento y las tecnologías aplicadas capaces de cambiar los perfiles de la actividad humana en muy escasos años, hace necesario proponer  fórmulas  que expliquen no  solo los fenómenos que están sucediendo y se sucederán en las próximas décadas sino que también prevean  los mecanismos  necesarios de respuesta de parte de los ciudadanos de ésta nueva sociedad: “la sociedad del conocimiento”.

Aquí y ahora se requieren amplios conocimientos pero eficaces, unidos a una gran capacidad de autorregulación en los intereses, la motivación y las estrategias para nuevas situaciones.  La educación continua y la capacidad de los ciudadanos para “aprender a aprender” son las únicas herramientas eficaces para afrontar un destino semejante.

La Educación a Distancia aparece para muchos, en este contexto, no sólo como una herramienta más dentro de la sociedad del conocimiento, sino más bien como poderoso entorno de aprendizaje que va a ir sustituyendo progresivamente, en muchas de sus funciones actuales, a los tradicionales.
Pero, sobre todo, está llamado a desarrollar nuevas posibilidades educativas hasta este momento inéditas o escasamente atendidas.

Muchos especialistas en Educación a Distancia analizan las posibilidades de este entorno desde los postulados educativos formales actuales,  escuela, formación reglada desde las que fundamentan su prospectiva sobre el medio. Por otra parte, también se analizan las posibilidades y requisitos del entorno desde otro tipo de necesidades no contempladas hasta ahora  o no adecuadamente  por los entornos formales.

Pero así como todo cambio,  la educación a Distancia tiene ventajas y desventajas:
Sus principales ventajas residen en la posibilidad de atender necesidades formativas que no se realizaron en edad escolar ordinaria dentro de los sistemas educativos reglados de escolarización convencional. La ventaja a las que alude la mayoría de las personas que usan este método, es la de poder acceder a este tipo de educación independientemente de dónde residan, eliminando así las dificultades reales que representan las distancias geográficas. Además, permite mejorar la cualificación académica y profesional de la población adulta. La flexibilidad del sistema facilita además la organización del tiempo personal del alumnado, respetando la vida familiar y las obligaciones laborales.

Sus desventajas se refieren a la desconfianza que se genera ante la falta de comunicación entre el profesor y sus alumnos, sobre todo en el proceso de aprendizaje y de evaluación académica del alumnado. Por otro lado, es necesaria una intervención activa del tutor para evitar el potencial aislamiento que puede percibir el alumno que estudia en esta modalidad, al eliminarse la interacción social en presencia. Generalmente el cambio a un sistema de educación a distancia exige al alumnado una adaptación específica: ha de aprender a usar materiales didácticos específicos y aulas virtuales, a comunicarse con sus profesores y con los otros alumnos a través de medios de comunicación y ha de ser capaz de organizar su tiempo de estudio para compaginar vida personal, laboral y académica. Por ello la labor del profesor como tutor que acompaña el proceso de aprendizaje es imprescindible.

Además de éstas hay otras desventajas específicas propias de la naturaleza de los distintos campos del saber. Ése es el caso de la enseñanza de idiomas, donde a pesar de haberse registrado una notable evolución tecnológica que ha hecho de la misma una enseñanza más efectiva y atractiva para el estudiante; aún está lejos de transmitir toda la información no verbal que rodea el acto de habla y que forma una parte indispensable del mismo.


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